Breve resumen sobre la Historia de la esclavitud en Uruguay

Cuando pensamos en las grandes naciones de la diáspora africana —Brasil, Cuba, Haití, Estados Unidos—, la República Sudamericana de Uruguay no es uno de los primeros nombres que nos vienen a la mente. Al contrario: el país receptor de casi 600.000 inmigrantes europeos entre 1880 y 1930, Uruguay se ha presentado al mundo como una de las dos “repúblicas blancas” de América del Sur (su vecina Argentina es la otra).


Uruguay no se considera convencionalmente como parte de la diáspora africana, sin embargo, durante el período del dominio colonial español, miles de africanos esclavizados llegaron al país. Los afro-uruguayos desempeñaron un papel importante en la vida nacional de Uruguay, creando la segunda prensa negra más grande de América Latina, un partido político definido racialmente y numerosas organizaciones sociales y cívicas.


Los afro-uruguayos también fueron actores centrales en la creación de la cultura popular uruguaya y las principales formas musicales del país, el tango y el candombe. El candombe, un estilo de música con inflexiones africanas, es una de las características definitorias de la cultura de la nación, adoptada por igual por ciudadanos blancos y negros.


La capital de Uruguay, Montevideo, era un puerto de escala obligatorio para los barcos de esclavos que llevaban africanos a la región del Río de la Plata. La mayoría de esos africanos continuaron rumbo a Argentina, pero a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, unos 20.000 desembarcaron en Montevideo y permanecieron en Uruguay. Para 1800, la población nacional era aproximadamente un 25 por ciento africana y afro-uruguaya.


La presencia de africanos en el Uruguay data de la llegada misma de colonizadores europeos. Después de la fundación de Colonia del Sacramento en 1680 y de Montevideo en 1726, a partir de 1743 los portugueses comenzaron a introducir los primeros africanos esclavizados provenientes de Brasil.


En la fundación española de Montevideo, en el año 1726, participan exclusivamente 131 españoles, sin esclavos ni siervos. Pero unos años después el Cabildo de la nueva ciudad-puerto, en vista de la falta de mano de obra, solicita a las autoridades coloniales competentes, la importación de esclavos negros. Concuerdan los historiadores que desde el año 1743 se inicia la introducción regular de esclavos a Montevideo. Los primeros fueron traídos por el asentista Thomás Navarro desde las costas de Guinea, a cambio de cueros.


Hacia 1756, tres décadas después de la fundación de la ciudad de Montevideo, arribó un navío portugués con cargamento de esclavos, procedente de Angola. En los primeros tiempos, antes de la venta, la mercadería  humana era depositada en edificios dentro del perímetro de la ciudad amurallada. En el año 1787 se otorga permiso a la Real Compañía de Filipinas para realizar el tráfico de esclavos, dándose en 1788 su primer arribo. 


A esta compañía se le otorga el derecho de introducir en los puertos de Montevideo, Chile y Perú, la cantidad de cinco a seis mil esclavos por año, durante dos años, Los depósitos de esclavos en América, como el Caserío de Filipinas, durante el período de trata, cumplían varias funciones. Eran depósitos de almacenamiento hasta la venta, espacio de cuarentena, lugar para recuperar la mercadería de las penurias del viaje y de aclimatación a las nuevas condiciones.


Hacia el año 1791, la corona española declara a Montevideo único puerto para la introducción de esclavos para el Río de la Plata, Chile y Perú. Se autorizaba el comercio de cueros con Brasil. A su retorno las embarcaciones podían traer: esclavos, café, algodón, aguardiente. Brasil se transforma, para ese entonces, en el principal proveedor de esclavos del Río de la Plata a través del puerto de Montevideo.


El comercio de esclavos se transformó en uno de los principales rubros de la economía montevideana. La burguesía montevideana, acaparó el tráfico de esclavos y desarrolló el emporio esclavista más grande que jamás conoció el Río de la Plata. por el cobro de los derechos de importación, se beneficiaba la corona española.  

Entre los años 1750 y 1810, entraron al puerto de Montevideo, unos veinte mil esclavos que aportaron, por concepto de tributos, unos trescientos mil pesos. El valor de un esclavo variaba, podía llegar a los 300 pesos y la ganancia que obtenía el amo del trabajo del esclavo dependía de su fortaleza, salud, edad y habilidad manual. 


Una vez que los esclavos eran introducidos en territorio colonial se les reconocían ciertos derechos: a la vida, a cambiar de amo en caso de malos tratos comprobados, a comprar su libertad, a casarse, a tener un patrimonio y a contraer deudas. Los amos estaban obligados a brindarles vivienda, alimento y vestimenta, así como a hacerse cargo de los gastos de bautismo, enfermedad y entierro. Pero también la legislación les permitía recurrir al uso de la fuerza para dirigir el trabajo de sus esclavos. 


Los esclavos fueron utilizados como trabajadores y como integrantes del ejército durante las guerras de revolución, independencia y la Guerra Grande. Sirvieron tanto en el medio urbano, particularmente en el servicio doméstico, como en los establecimientos rurales. En el medio rural fue frecuente su utilización en las estancias donde la cantidad de ganado era mayor; pero también se incorporó en estancias medianas y pequeñas, participando en el arreo de ganado, la yerra y las cuereadas. Realizaron tareas de labranzas y cuidado de las quintas; otras veces en la fabricación de cal, en la molienda de granos o en los saladeros.


Ejemplo de esto es el emprendimiento rural más avanzado que conoció nuestra campaña a finales del siglo XVIII, la estancia jesuítica de Belén (Calera de las Huérfanas, próxima a Carmelo). Allí los esclavos llegaron al número de 47. Los había peones y capataces. La estancia de la Calera de las Huérfanas estaba prácticamente regenteada por capataces esclavos. 

 

Hasta los treinta años, o poco más, hacían de peones; al acercarse a los cuarenta ocupaban tareas de supervisión; y los de más edad eran asignados al cuidado de la huerta o bien a la guarda del ganado ovino en calidad de pastores. ¿Y las mujeres? Se empleaban en las tareas domésticas pero también en las productivas: amasaban el pan, hacían velas, recogían el trigo. La conveniencia de emplear esclavos para las tareas permanentes de la estancia estaba dada por su menor costo y riesgo a largo plazo; y solamente utilizar peones (blancos) para las tareas zafrales,


En otras ocasiones, los esclavos eran “alquilados” por sus amos a otras personas, y el dinero obtenido por estos “conchabos” iba en su mayor parte para el amo, salvo el generado por las tareas realizadas los domingos y feriados. La comida que mayoritariamente consumieron fue la sopa o el guiso, que mezclaban con verduras, hortalizas y algunas veces carne. También ocasionalmente consumían alguna fruta, como durazno o membrillo (Frega et al. 2008). La yerba y el tabaco fueron los “vicios” que, junto con el vino de menor costo o alguna bebida como la caña, complementaban la dieta de los esclavos y formaban parte de la dieta de la población.


La vestimenta de los varones consistía principalmente en un poncho y calzoncillo -más tarde el chiripá-. Las mujeres llevaban vestido, rebozo y algún pañuelo. Su vestimenta no era muy diferente a la utilizada por todos los miembros de los sectores pobres de la sociedad. la abolición de la esclavitud fue un proceso muy largo y tortuoso. 


Se extiende desde las primeras leyes redactadas durante la etapa revolucionaria hasta 1862. A lo largo de este período los esclavos lograron obtener su manumisión (libertad) de diversas formas: - En ocasiones se convirtieron en libertos a través de la compra de su propia libertad. - En otros casos, por la voluntad de su amo.  Otras, vinculadas a las levas militares durante las guerras de Independencia y la Guerra Grande.


Los africanos libres y esclavos y los afro-uruguayos sirvieron en gran número en las guerras de independencia de los años 1810 y 20 y en las guerras civiles de los años 1830, 1840 y la segunda mitad del siglo XIX. El servicio militar esclavo fue recompensado primero por la ley Free Womb de 1825 (según la cual los hijos de madres esclavas nacían libres, aunque estaban obligados a servir al amo de su madre hasta que alcanzaran la mayoría de edad) y luego la abolición definitiva de la esclavitud en 1842.


1813. Gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, dispone que nadie nacerá esclavo (Libertad de vientres). Y que los esclavos de países extranjeros serán libres “por el solo hecho de pisar el territorio de las Provincias Unidas”.


1825. La Sala de Representantes de Florida, declara que serán libres sin excepción de origen todos los que nacieren en la provincia, quedando prohibido el tráfico de esclavos de país extranjero. 1830. 18 de julio. Constitución de la República. Art.131: En el territorio del estado nadie nacerá ya esclavo; queda prohibido para siempre su tráfico e introducción en la República. Art. 132: Queda para la futura legislatura reglamentar la aplicación de la prohibición del tráfico de esclavos.


1837. Se aprobó una ley sobre la prohibición del tráfico de esclavos, por la cual se establecía que los hombres «de color» que entraran al territorio oriental como esclavos, colonos o cualquier otra denominación pasaban a ser libres. Sin embargo, serían puestos bajo tutela (protección):los menores hasta cumplir 25 años y los mayores de esa edad al momento de ser introducidos, hasta completar tres años de servicio en el ejército.


Durante la Guerra Grande (1839-1851) la situación de los esclavos también estuvo vinculada a su inserción en los ejércitos. Diferentes medidas fueron tomadas por los gobiernos de la Defensa y del Cerrito: leva de morenos libres y esclavos y posteriormente otras leyes que desembocaron en la abolición de la esclavitud.



Así en diciembre de 1842 el gobierno de la Defensa (Fructuoso Rivera), sanciona la ley de abolición de la esclavitud. Los esclavos emancipados fueron examinados con el fin de determinar si eran aptos para integrar el ejército, de lo contrario debían retornar con sus antiguos amos, ahora en calidad de “pupilos”.


En octubre de 1846 el gobierno del Cerrito (Manuel Oribe), declara abolida la esclavitud. Días después de promulgada la ley de abolición se realizaron listados para conocer la cantidad de ex-esclavos aptos para el ejército. 


Luego de la abolición de la esclavitud, los hombres y mujeres africanos o afrodescendientes debieron abrirse nuevos caminos. Debieron integrarse como personas libres en la sociedad y formar parte de las nuevas relaciones de trabajo ahora con nuevas reglas; aunque los protagonistas eran los mismos. Sin herencia, ni educación, discriminados por la sociedad, y en muy pocos casos, con alguna propiedad u oficio, no tenían más oportunidad que trabajar para sobrevivir. Pasaron a realizar las mismas tareas que antes, pero ahora contratados, por salarios mínimos. 


Los esclavos libertados fueron obligados a anotarse en registros policiales. De esta forma, se confeccionaron registros de sirvientes; se los obligó a portar papeletas de empleo y referencias. También se formó un listado de morenos y pardos. En la ciudad se desempeñaron como obreros, artesanos, jornaleros, estibadores y changadores del puerto, soldados, policías, sirvientes, vendedores ambulantes, amas de leche, lavanderas, planchadoras, costureras, en la construcción o en los servicios de transporte y de limpieza de calles.


En el medio urbano y particularmente en Montevideo los esclavos y libertos formaron asociaciones, entre las que se destacan las salas de nación, cofradías, comparsas y asociaciones. Estas entidades contribuyeron a definir el sentimiento de pertenencia y la identidad de un grupo social determinado por su historia y por la realidad social de discriminación y sometimiento, a la cual fue sujeto. 


Desde la perspectiva de la producción y reproducción cultural las asociaciones más importantes fueron las salas de naciones que funcionaron con la expresa autorización  de rasgos y complejos culturales, particularmente entre África y América. Esta difusión estuvo fuertemente determinada por las características del fenómeno.


Entre 1870 y 1950, periodistas e intelectuales negros publicaron al menos veinticinco periódicos y revistas en Montevideo y otras ciudades. Esto se compara con entre cuarenta y cincuenta publicaciones periódicas de orientación negra durante el mismo período en Brasil, donde la población negra es hoy unas 400 veces mayor que la de Uruguay; y catorce en Cuba (población negra veinte veces mayor que la de Uruguay).


Adaptándose a los nuevos tiempos, para la segunda mitad del siglo XIX, el sentido de colectivo de los afro y afrodescendientes se siguió conservando. La religiosidad y la festividad aparecen como los dos principales aspectos aglutinantes. Aunque el empuje del modernismo que se produce desde fines del siglo diecinueve promueve procesos de “blanquiamiento” que implicaron en muchos casos la negación u ocultamiento de los orígenes junto a la adopción de los modelos culturales impuestos o prescriptos por la clase hegemónica, los movimientos por los derechos civiles y contra la injusticia racial de mediados del siglo veinte, llevan a una nueva revalorización de la negritud, de la significación que el afrodencendiente da a su ser cultural. 


Concomitantemente ello produjo que muchos de los rasgos y elementos culturales que habían conformado el capital de una minoría subordinada comenzaran a ser reconocidos y valorados por otros integrantes de nuestra sociedad, promoviendo, bajo los imperativos que gobiernan el cambio cultural, un contradictorio proceso de apropiación y resignificación. Así, por ejemplo, el candombe, aquella antigua forma de sentirse vivos, un íntimo e intenso llamado a la rebeldía ante las imposiciones y al avasallamiento de que eran objeto, hoy no sólo alcanzo el rango de patrimonio para todos los uruguayos, sino alcanza también para toda la humanidad.


Los orígenes del candombe se encuentran en las procesiones ceremoniales de los "Reyes del Congo" de la época colonial en América del Sur. El candombe está relacionado con otras formas musicales de origen africano en las Américas como el tango, la milonga, el milongón, el son cubano, la tumba, el maracatú brasileño y las congadas.El candombe es lo que sobrevive de la herencia ancestral de las raíces bantú, traído por los africanos al llegar al Río de la Plata. Este ritmo se forjó en Uruguay con los africanos esclavizados y afro-uruguayos y aún sigue siendo fuerte en las calles, salas y carnavales del país.


El candombe surge como una metáfora de las complejidades culturales de entender y definir las prácticas culturales afro-uruguayas y sus turbulentas y difíciles historias. Particularmente interesantes, y especialmente útiles para los historiadores del arte, la música y la interpretación, son los cuidadosos relatos de Andrews sobre la interpretación del candombe de la juglaría racial y la interpretación de género al definir la subjetividad racial.


En el siglo XIX, el candombe seguía siendo un poderoso modo de expresión colectiva para los trabajadores africanos contratados. “Como alternativa a los movimientos opresivos, dolorosos y deshumanizantes del trabajo forzado, los candombes ofrecían los movimientos curativos y profundamente placenteros de la danza, y la danza, además, se realizaba colectivamente, en concierto, con amigos y compatriotas de la propia tierra”. A partir del carnaval de Montevideo de 1876, surgieron grandes grupos de sociedades de negros que se llamaban a sí mismos esclavos como comentario sobre las condiciones laborales y cantaban las alabanzas de una patria africana.


Irónicamente, los intérpretes de estos grupos rara vez eran negros, lo que dio lugar a la poderosa tradición del negro lubolo, el intérprete de cara negra del candombe. Para Andrews, “Tan fuerte fue la presencia de cara negra y afro-uruguaya en el Carnaval que, en un grado muy alto, celebrar el Carnaval era venir a escuchar y ver el candombe / tangos de los grupos afincados en África”. Es aquí donde la historia de Andrews da un giro fascinante, pues a lo largo de la mayor parte del siglo XX, la historia de la expresión cultural afro-uruguaya a través del candombe no puede separarse de los negros lubolos.


Las encuestas nacionales mostraron que los afro-uruguayos constituyen el 6 por ciento (1996) o el 9 por ciento (2006) de la población nacional (3,3 millones en 2006) y En 2011, en Uruguay, se incluyó la variable étnico-racial por primera vez en un censo de población. El porcentaje de personas que se autoidentificaron como "afro o negras" fue de 8,1%. Los departamentos con mayor población afrodescendiente son Rivera (17,3 %), Artigas (17,1 %) y Montevideo (9,0 %).


En Brasil y Estados Unidos, donde los datos raciales se incluyen de forma rutinaria en los censos nacionales, las dos encuestas no dejaron dudas sobre los niveles de desigualdad racial en el país. Los ingresos afro-uruguayos representan en promedio el 60 por ciento de los ingresos de los blancos; los blancos tienen el doble de probabilidades que los negros de tener un título universitario; las tasas de pobreza de los negros son el doble que las de los blancos; las tasas de desempleo de los negros son 50 por ciento más altas; y así.


Frente a datos tan contundentes, y en preparación de la Conferencia de las Naciones Unidas contra el Racismo, la Discriminación Racial y la Xenofobia de 2001, celebrada en Sudáfrica, el gobierno de Uruguay se comprometió con políticas destinadas a combatir la discriminación y la desigualdad racial.


En 2013 el gobierno uruguayo estableció políticas de acción afirmativa dirigidas a la población afrodescendiente, a través de la Ley 19.122. Afrodescendientes. Normas para favorecer su participación en las áreas educativa y laboral. Los llamados y becas para organismos públicos deben reservar el 8% de los puestos para afrodescedientes, la beca "Carlos Quijano" debe asignar el 30% de sus fondos a afrodescendientes, y se modificó la Ley de inversiones, donde las empresas que contratan afrodescendientes reciben mayores rebajas en los aportes a la seguridad social


Breve resumen sobre la Historia de la esclavitud en Uruguay Reviewed by leonardo on septiembre 21, 2020 Rating: 5

1 comentario:

  1. Hola, Felicitaciones por el texto. Quisiera saber que bibliografía se usó (vi que hay una cita en el cuerpo del texto). Hago esta pregunta porque estoy involucrado en una investigación sobre la música negra en el contexto del Río de la Plata.

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